Las ciudades de Brujas y Gante son un destino muchas veces complementario si se viaja a Bruselas. Esta circunstancia no quiere decir, ni mucho menos, que no sean destinos prioritarios de una gran importancia, tanto desde el punto de vista monumental como desde el cultural. Ambas ciudades fueron en su momento urbes muy importantes del próspero territorio de Flandes y, si ahora están relegadas a un papel de ciudades secundarias, es solo porque la mayoría de las  comunicaciones pasan necesariamente por la capital belga.

Gante fue durante más de 500 años mucho más grande que Londres, y solo París y algunas ciudades italianas la superaban en número de habitantes. Actualmente no es únicamente un conjunto de monumentos muy bien ordenados, sino también una ciudad muy viva, con una importante vida cultural, animada por una población universitaria de más de cincuenta mil estudiantes.

Brujas es una ciudad cultural, artística, cosmopolita y con un cierto halo de misterio, probablemente originado por el entramado de canales y por la bruma que la cubre los días de invierno. Durante los siglos XIV y XV, Brujas fue el puerto marítimo más importante del mar del Norte. Después se inició un período de decadencia, del que solo se salvó su rico patrimonio arquitectónico y artístico. La declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en el 2000 no ha hecho más que reconocer su bien conservada arquitectura.

Gante, a mitad de camino entre Bruselas y Brujas, se encuentra a media hora en tren de la primera y a menos de una hora del aeropuerto Internacional de Bruselas, mientras que Brujas está a una hora escasa en tren de la capital belga.